Santa María, hija de la casa real de
David, Reina de los ángeles, Madre de la gracia y el amor, te saludo de todo corazón. Obtén para mí la gracia de amar fielmente al Señor durante todos los días de mi vida. Obtenme también una gran devoción a ti, que eres la primera criatura del amor de Dios.
Dios te salve María, llena eres de gracia...
Oh, la celestial niña María, que como una paloma pura nació
inmaculada y hermosa, verdadero prodigio de la sabiduría de
Dios, mi alma se regocija en ti. ¡Oh! Ayúdame a preservar
la virtud angélica de la pureza a costa de cualquier sacrificio.
Dios te salve María, llena eres de gracia...
Salve, hermosa y santa niña, jardín espiritual de la delicia, donde,
el día de la Encarnación, se plantó el árbol de la vida,me ayudan a evitar el fruto venenoso de la vanidad y los placeres del mundo. Ayúdame a grabar en mi alma los pensamientos, sentimientos y virtudes de tu divino Hijo.
Dios te salve María, llena eres de gracia...
Salve, admirable niña María, Rosa Mística, jardín cerrado,
abierto sólo al Esposo celestial. Oh, lirio del paraíso,me hacen amar la vida humilde y oculta;que el Esposo celestial encuentre la puerta de mi corazón siempre abierta a las amorosas llamadas de sus gracias e inspiración.
Dios te salve María, llena eres de gracia...
Santa María, místico amanecer, puerta del cielo,eres mi confianza y esperanza. Oh, poderoso defensor, desde tu cuna extiende tu mano, apóyame en el camino de la vida. Hazme servir a Dios con ardor y constancia hasta la muerte y así llegar a la eternidad contigo.
Dios te salve María, llena eres de gracia...
Oración
Bendita niña María, destinada a ser la Madre de Dios y nuestra amorosa Madre, por las gracias celestiales que nos prodigas, escucha misericordiosamente mis súplicas. En las necesidades que me apremian por todas partes y especialmente en mi presente tribulación, pongo toda mi confianza en ti.
Oh santa Niña, por los privilegios que sólo a ti se te conceden y por los méritos que has adquirido, demuestra que la fuente de los favores espirituales y los continuos beneficios que dispensas son inagotables, porque tu poder con el Corazón de Dios es ilimitado.
Dígnate por la inmensa profusión de gracias con que el Altísimo te ha enriquecido desde el primer momento de tu Inmaculada Concepción, concédeme, oh Niño Celestial, mi petición y alabaré eternamente la bondad de tu Inmaculado Corazón. ¡AMÉN!
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